El hacerle honor a nuestro cuerpo y escucharlo es tan importante como cultivar el alma para estar más conscientes y conectarnos con nuestra propia información, con nuestra verdad. En una sociedad tan acelerada, muchos nos hemos acostumbrado a empujar al cuerpo, a usarlo como si fuera una máquina y muchas veces nos olvidamos de sus cuidados y necesidades, y lo más importante, nos olvidamos de lo inteligentes que son y de la información tan valiosa que comparten con nosotros segundo a segundo. El cuerpo está siempre en tiempo presente. Sin embargo, la mente, nos puede llevar en un viaje al pasado o al futuro casi sin darnos cuenta. Cuando pensamos en alguna experiencia desagradable del pasado o en alguna situación que no queremos que ocurra en el futuro, probablemente sentimos un nudo en el estómago, tensión en el cuello, o cualquier otra experiencia corporal que nos alerta, nos dice que algo no está bien. Lo mismo ocurre cuando pensamos en algo agradable, algo que nos trajo felicidad, nuestro cuerpo se siente tranquilo y alegre. Nuestros cuerpos creen que lo que estamos pensando, está pasando en ese momento, en tiempo presente. La mente se comunica con el cuerpo a través de imagénes, y cuando le mostramos una imágen, esto crea una reacción, una respuesta. El estar atento a esas respuestas, es una forma maravillosa de practicar el vivir en tiempo presente. Por eso es tan importante escuchar a nuestro cuerpo, pues en todo momento nos dice la verdad.
Si te encuentras en una situación en la cual tienes que tomar una decisión, y no sabes que hacer, deja que tu cuerpo te ayude, te guíe. Piensa en las opciones que tienes para escoger, y nota como se siente tu cuerpo. Si está tranquilo, relajado, lo más seguro, es que esa sea la decisión correcta. Si tu cuerpo se siente tenso, nervioso, estudia un poco más esa opción antes de tomar una decisión. Practica con decisiones sencillas del día a día, como por ejemplo, que comer cuando estás en un restaurante o incluso en tu casa, piensa en dos opciones y siente lo que te dice tu cuerpo, qué te dará mayor satisfacción, mejor nutrición, etc.
A medida que creamos una conexión más fuerte con nuestro cuerpo, nos damos permiso conscientemente de integrar la información que tenemos como espíritu. De esta forma empezamos a tener más espacio para sembrar y cultivar nuestros sueños, y de manifestar lo que queremos en los planos físico y mental, mientras recorremos el camino hacia la libertad espiritual.
Namasté
lunes, 21 de junio de 2010
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